Por José Luis de la Calva
La cifra de fallecidos asciende a 132 por la horrenda escalada de asesinatos perpetuados por una pandilla de los denominados Estado Islámico, que con crueldad asesinaron a inocentes en la capital francesa.
El mundo entero se ha solidarizado con Francia, en la imagen vemos como Judíos ultra-ortodoxos caminan junto a las murallas de Jerusalén, iluminada con los colores alusivos a la bandera francesa.
Estos malditos demonios llenaron de terror a París y con este, el mundo entero, cuando en seis ataques terroristas simultáneos acribillaron a mansalva a seres humanos.
El mundo quedo estupefacto cuando la noche del viernes 13 de noviembre conoció la noticia de que estos degenerados habían calculado cometer esta barbarie en los lugares mas frecuentados, como la sala de conciertos Le Bataclan, alrededor del estadio de Francia, donde se encontraba el presidente François Hollande, el bar Le Carillon, el Boluevar Fontaine, el local Belle Équipe y en el restaurante Le Petit Cambodge.
Hoy otros 90 de los 349 hermanos que resultaron heridos, están postrados en estado de gravedad.
Resulta inaudito que estos enfermos para cometer actos de puro demonio, en atrocidades como esta, invoquen al Todopoderoso Dios.